lunes, 9 de febrero de 2009

GOOGLE OMNIPOTENTE




El vídeo que podemos ver arriba, muestra una visión de la situación entonces de Internet, y el crecimiento de Google, y continúa con una visión futurista. Esto lleva al debate que desde hace tiempo se genera sobre la hegemonía de un gigante empresarial y de servicios como es este motor, y qué puede llegar a conseguir y a provocar en lo referente a la información, contenidos y vida.


Vivimos en una época de continuo desarrollo tecnológico, en la última década, los ordenadores han pasado de ser elementos restringidos a ciertos campos profesionales, por su coste y funcionamiento, a ser una herramienta fundamental para la mayoría de nosotros (a muchos nos parece casi mayor enigma la supervivencia “pre-www”, que a la NASA la existencia de agua en Marte). Pero al igual que todos estos cambios se han ido sucediendo, cabe entonces preguntarse, ¿hasta dónde pueden llegar?


En mi opinión, parece apocalíptico pensar que un periódico como el New York Times en pocos años se convierta en un boletín para élites y personas de avanzada edad. Es cierto, que las ediciones impresas han perdido un pequeño campo a favor de las digitales, y también basta con que nos fijemos en la crisis que hoy viven los diarios en nuestro país. Pero para la extinción de forma impresa de periódicos, libros, revistas, etc., quedan varios escalones difíciles de salvar (al menos, por el momento).



Uno de ellos, simple pero importante, es la comodidad que ofrece al usuario leer el periódico en cualquier lugar sin tener que empeñar por ello la salud de su vista, dejando clavados sus ojos en la pantalla del ordenador. Otro, el que más alerta puede crear, es dejar bajo el monopolio de Google, todos los servicios de información y propiedad intelectual de la cultura. Google es una empresa, y como tal buscará sus beneficios, parece que sería provocar el suicidio del pluralismo en la información. Hay quien pueda pensar que dejaremos los totalitarismos del S. XX, por las dictaduras a través de una maquinaria como Google, para mi es bastante improbable.


Habrá que tomar ciertas medidas para que esa hegemonía no se convierta en un arma de doble filo, pero al dar una visión futurista probablemente estamos dejando escapar muchos elementos que para la mayoría de nosotros son ahora inimaginables (al igual que para nuestros abuelos lo era un televisor y ahora ya están poniéndose al día de qué aparato de TDT se tienen que comprar). También esta evolución podría estancarse, pero el ritmo de mejoras técnicas en el que vivimos, parece irrefrenable. Así que, aparecerá un nuevo gigante que nos sorprenderá a todos, o se establecerán nuevas medidas para que el omnipotente Google no nos devore. En mi opinión, para la desaparición de los diarios de forma impresa aun faltan muchas décadas. Un debate similar se crea con la posible extinción de ciertas profesiones como la de periodista, de la forma en que hoy la entendemos. Es cierto que los profesionales cada vez tienen que abarcar más campos, pero del mismo modo que existe un “super sistema” capaz de abarcar noticias, imágenes, búsquedas, etc., no creo que existan muchas “super personas” capaces de realizar la labor de informar, contrastar, investigar… de un periodista a la vez que mejoran el sistema operativo con el que trabajan, y crean nuevas posibilidades para los mapas en 3D. El ser humano ha creado super máquinas, pero aun no super hombres reales.


Tras todo esto, vemos que sólo tenemos hipótesis, y visiones futuristas, más o menos fundamentadas. Todas ellas debemos valorarlas pero también cuestionarlas; muchos niños nos comimos angustiados las uvas en el año 2000, pensando que quizá era la última imagen que teníamos de nuestra familia antes de que el “efecto 2000” provocase que aquel fotograma se convirtiese en un punto blanco. Así que, como por el momento, los futurólogos no son cien por cien fiables, nos queda esperar, avanzando con precaución en el mundo de la información globalizada. Quizá nosotros no lleguemos a ver más cambios asombrosos, pero asegurémonos de que el poder de la información no se pierde.

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